Para introducir la siguiente entrada, hemos pensado hacer un breve resumen de aquello que vamos a tratar, sin olvidar que la información reflejada girará en torno a la música y al procesamiento cerebral.
En primer lugar, nos gustaría decir que gracias a nuestras experiencias nos hemos dado cuenta de la importancia de la música en el aula de infantil. Cuando se prepara una sesión en la que seleccionas una canción para trabajar unos determinados aspectos y esta requiere movimiento, se percibe alegría, disfrute, ilusión y ganas de transmitir con el propio cuerpo aquello que con las palabras aún no saben expresar. De esta manera, es de suma relevancia tener en cuenta el principio globalizador a la hora de plantear ciertas dinámicas, pues si practican música a la vez que construyen un nuevo aprendizaje relacionado con otras áreas del currículum, se les va a motivar a seguir descubriendo y evolucionando en cada etapa educativa hasta conseguir una mejor actividad intelectual en la edad adulta.
Como sabemos, la música es un lenguaje universal innato que forma parte de nuestras vidas. Este se procesa en nuestro cerebro y tiene una gran variedad de efectos a diferentes niveles, tanto cognitivos como emocionales, físicos y sociales. Tiene numerosos beneficios sobre la salud de las personas. Como indica Cazalilla (2016), la música es un estímulo complejo que implica numerosas áreas cerebrales y neurotransmisores. Entre otras cosas, la música estimula el sistema responsable de la sensación de placer y motivación, tiene efectos en el aprendizaje, la memoria, el lenguaje, la atención y la regulación emocional. Además, la música puede reorganizar el cerebro, llegando incluso a mejorar las partes dañadas. Por esta razón, es necesario estimular la inteligencia musical desde edades tempranas, puesto que nos influye favorablemente en el desarrollo de nuestras capacidades y facilita llevar una vida mucho más positiva y placentera.
Según Soria, Duque y García (2011), la producción musical hace que nuestro cerebro se implique para poder leer una partitura musical, realizar algunos movimientos, tener activa la memoria y atención, poder identificar los tonos y controlar la afinación o improvisar. Hay muchos autores y muchas autoras que propusieron que se les hiciera a determinados músicos una anatomía cerebral, pero diversos estudios comprueban que principalmente, las habilidades musicales se deben a la práctica musical de manera intensa.
Con la información mencionada hasta el momento, nos damos cuenta de los beneficios cerebrales o neuronales que tiene la música en nuestro cuerpo. Además, podemos considerar que la música es una de las vitaminas educativas que necesitamos para ejecutar adecuadamente un proceso de desarrollo en cada niño y niña. Es momento de que la música invada nuestras aulas y nos dejemos llevar por su ritmo, enriqueciéndonos de ella y adaptándola a cada una de nuestras actividades tanto rutinarias como especiales.
Referencias bibliográficas:
Cazalilla-Arroyo, J. M. (2016). Música, Cerebro y Bienestar.
Soria-Urios, G., Duque, P., & García-Moreno, J. M. (2011). Música y cerebro (II): evidencias cerebrales del entrenamiento musical. Neurología, 53(12), 739-746.
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